viernes, 29 de mayo de 2009

EL ABORTO Y LA MORAL. ¿QUÉ MORAL?

Nos encontramos desde hace ya algunos días inmersos en un ardiente debate sobre la reforma de la ley del aborto. La futura ley tiene el objetivo claro de modernizar una ley hoy obsoleta respecto al entorno en que vivimos: no se puede pretender continuar castigando penalmente a las mujeres que por el motivo que sea -cada una vivimos nuestras propias circunstancias- pretenden interrumpir libremente su embarazo.

El proyecto de ley, por mucho que algunos lo intenten presentar así, no atenta contra la vida; que no nos engañen, lo único que hace es no considerar a una mujer delincuente por interrumpir su embarazo.
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Desde algunos sectores, encabezados por Conferencial Episcopal con el refrendo del Partido Popular -hoy ha llegado la última por parte de Mayor Oreja-, se intenta centrar el debate en esos términos, en derecho a la vida sí, derecho a la vida no, que no nos confundan, el debate no es ése. No se está obligando a nadie a matar, ni señores de negro -o de rojo- van a ir por las casas obligando a la mujeres a abortar, como parece que quieren hacernos creer; el debate es otro , se trata simplemente de que la mujer decida libremente sobre su propio cuerpo y su maternidad sin que por ello puedan meterla en prisión. Los demás elementos son accesorios, introducidos en el debate para confundir. Al respecto de esto, recuerdo que argumentos igual de extremistas, catastrofistas y falsos se introdujeron a raíz de la ley del divorcio en España. El tiempo, una vez más, demostró que quienes esgrimían esos argumentos falaces para limitar la libertad de las personas, para decidir sobre su propia vida, se equivocaban.

No puedo terminar esta reflexión sin referirme a la actitud de aquellos que intentar dictar moral e imponernos sus creencias al respecto de este tema. Se encuentran entre nosotros unos señores -son todos señores, las señoras ni siquiera podemos opinar- que bajo el auspicio de la moral, su moral, nos dicen lo que debemos hacer y como debemos vivir. El problema es que de esa moral suya se desprende que no se puede abortar porque ataca el derecho a la vida, pero sí se pueden violar niños, siempre y cuando se encuentren formándose en un colegio religioso, y el violador sea un cura.

Triste moral la de aquellos que defienden más al nasciturus (no nacido) que a los vivos, porque los niños a los que violan están vivos. Triste moral aquella que se olvida de defender el derecho a la vida al respecto de la investigación de células madre. ¡Cómo han podido decir todo lo que han dicho de aquella madre que para salvar la vida de su hijo acudió a la selección embrionaria! Ese chaval se preguntará por qué él no tiene derecho a vivir, por qué la iglesia católica prima sobre su vida a aquél que según el Código Civil español no se puede considerar persona porque no sabemos si va a ser capaz de vivir 24 horas desprendido del vientre materno (artículo 30).

Dejen de intentar imponerme esa moral, porque no me la creo. Dejen en paz a los pobres linces y preocúpense de curar el cáncer insano que les corroe por dentro. Son unos hipócritas, lo amoral no es permitir a una mujer abortar, es permitir que violadores y criminales sigan enseñando moral rodeados de niños, son ellos los que debían estar encerrrados y no las mujeres que deciden sobre si mismas.
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2 comentarios:

Jesús dijo...

Completamente de acuerdo con la mayoría de lo que dices. No se trata de debatir sobre el aborto, porque estos hipócritas bien que pudieron plantear el debate durante los ocho años de desgobierno peperil y nunca lo hicieron. Es demagogia barata... Quién puede tragarse que éstos que defienden tanto la vida se opongan a la investigación de células madre o al uso del preservativo para frenar el avance del SIDA... No, es más efectivo soltar sus consignas sectarias y seguir intentando imponer su moral al conjunto de la ciudadanía. Yo no quiero, que me dejen en paz.

Lo único quizá es puntuar que la inmensa mayoría de los curas NO son pederastas ni muchísimo menos. Hay que tener cuidado con las generalizaciones... Pero no es menos cierto que en muchos de los casos que se descubren la iglesia, lejos de expulsarles, se porta con ellos con una intolerable condescendencia, protegiéndoles en muchos casos.

La ley de plazos es una actualización lógica de la ley original, y está presente de alguna u otra manera en la mayoría de los países de la UE. Incluso en un país tan, en muchas cosas, conservador como los EE.UU. el aborto es completamente legal desde hace 30 años (Roe vs. Wade).

nata dijo...

Estimado Jesus,

No quería ni insinuar ni decir que todos los curas sean pederastas, pero sí que la Iglesia como institución, que acostumbra a decirnos cómo debemos vivir y qué debemos hacer -se itroduce en todos los debates de la sociedad- además de ocultar y, por tanto amparar, esos comportamientos. Es decir, mi crítica no iba para el religiso indiviualmente considerado, muchos harán una gran labor y otros no, sino para la Iglesia Católica como institución que es quien dicta doctrina y moral.