jueves, 12 de junio de 2008

EL DESPRECIO DE ESPERANZA AGUIRRE

Me gustaría saber qué pensaría Esperanzaguirre (o la cólera de Dios) si en vez de disfrutar de su adoradísima sanidad privada tuviera que sufrir las cada vez más acentuadas deficiencias del sistema sanitario madrileño. Los tiempos de espera. La falta de camas. La escasez de profesionales. La mercantilización de la salud en los nuevos hospitales de gestión privada. Me gustaría, repito, verla enferma y haciendo cola, puteadita nomás, como dirían mis amigos mexicanos. A ver dónde quedaba su desprecio hacia lo público.
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Algunos aún recordamos la promesa que en su día hizo Espe de irse si no reducía drásticamente los tiempos de espera. No lo hizo, ni reducirlos ni dimitir. Y como no tiene vergüenza, la práctica habitual es o no admitir a los pacientes en la lista de espera o cerrar la agenda, para que los tiempos no llamen la atención. Un lector de "El País" comentaba hoy, en la noticia donde el rotativo se hace eco de los abucheos a Aguirre y Güemes en su visita al Ramón y Cajal, el pasado 23 de mayo (ver vídeo que acompaña a este artículo), que lleva desde el 6 de marzo esperando una operación de varices. Le han aconsejado dos veces que se la haga en la sanidad privada y, como no quiere, pues no le dejan ni apuntarse a las listas de espera. Sin comentarios.
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También seguimos sin olvidar la insultante y vergonzosa actitud de la Comunidad en el caso del Severo Ochoa. Como se insultó y criminalizó al doctor Montes y su equipo. Cómo fueron suspendidos. Cómo Aguirre dijo que "no pasaba nada, porque si se demostraba que eran inocentes se les restituiría en sus puestos". Cómo eso resultó una burda mentira. Y cómo la reputación de unos profesionales dignos y honestos fue violada y despreciada, y el daño hecho irreparable.
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Hoy, el diario Metro denuncia demoras de seis meses en los nuevos hospitales (de gestión privada) de Esperanzaguirre (o la cólera de Dios).
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"Estáis aquí porque os pagan para meter follón"
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Y cuando visitando un hospital público recibe abucheos, ella se ríe de ellos. Se permite el lujo de intimidar a algunas empleadas poniéndoles la cara a escasos cinco centímetros de las suyas. Les acusa de "estar allí porque les pagan para meter follón". ¿Qué más hace falta para una huelga general en la Sanidad madrileña?


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