sábado, 17 de abril de 2010

Establecimientos centenarios en Madrid: Capas Seseña

La capa no pasa de moda
Más de un siglo avalado por su fidelidad a una forma puramente artesanal de trabajar


Cuando en 1901 Santos Seseña abrió su propia sastrería en la madrileña calle de la Cruz, probablemente no se le ocurrió pensar que su negocio llegaría a ser centenario. Entonces era un joven de 21 años procedente de Yuncos (Toledo), que había llegado a Madrid seis años antes con la esperanza de prosperar y que se había curtido desde entonces como aprendiz en el negocio. Hoy, 109 años y cuatro generaciones de la familia después, Capas Seseña es la única casa que ha mantenido la fabricación de la tradicional capa española hasta nuestros días. Como entonces, siguen elaborándose artesanalmente en su propio taller, y son muchas las personalidades del siglo XX que visten o vistieron sus capas: desde la Casa Real española a la actual Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, pasando por artistas mundialmente conocidos como Picasso, Andrés Segovia, Plácido Domingo, Camilo José Cela, Michael Jackson, Buñuel, Rodolfo Valentino e ilustres de la literatura y el cine como Hemingway, Gary Cooper, Marcelo Mastroianni o Fellini, entre otros muchos. Es, además, un regalo frecuente del Gobierno de España a las altas personalidades que nos visitan. 

Conseguir que un negocio perdure por tanto tiempo parece hoy en día algo imposible de conseguir; más aún si tenemos en cuenta que hablamos de una empresa familiar que ha pasado de padres a hijos sin interrupción. Marcos Seseña, el (por ahora) último en la saga, nos explica que es más fácil cuando, como ha sido el caso desde tiempos de su abuelo, puedes compaginarlo con tu vida profesional. Una responsabilidad que se lleva con tanto orgullo que, a día de hoy, condiciona cualquier oferta profesional que le llegue a que sea compatible con el negocio de la familia. Su abuelo Tomás se licenció en Derecho, fue director de Radio Nacional de España y  haciendo gala de una extraordinaria habilidad comunicativa contribuyó a impulsar el nombre y la imagen de Seseña. Enrique, su hijo menor, se hizo cargo del negocio en 1966. Como su padre se dedicó profesionalmente a la comunicación, y ocupó varios cargos gerentes en RTVE. Y finalmente Marcos, al mando de la empresa desde 2008, es licenciado en Económicas y director económico de la Fundación Colegios del Mundo Unido, que promueve valores de paz, respeto y tolerancia, y otorga becas a alumnos preuniversitarios para estudiar el bachillerato internacional en el extranjero (los reyes de España son altos patronos de la fundación, y su presidente de honor, Nelson Mandela). 

Pero para sobrevivir con tanto éxito hace falta también saber adaptarse a los tiempos. Cuando Enrique se hizo cargo de la tienda, decidió dejar de confeccionar prendas en general para centrarse exclusivamente en el negocio de las capas, y su decisión resultó ser un tremendo acierto: pasaron de vender unas 60 capas al año a vender entre 500 y 600, cifra que se ha mantenido estable hasta nuestros días. Por supuesto, saber entrar a tiempo en Internet también ha ayudado. Cuando en 1998 Seseña abrió su página web, fue una de las primeras empresas españolas en hacerlo, y hoy parte de su catálogo sigue disponible en la red. Aunque no representa una parte significativa del negocio (aproximadamente un 5% de sus ventas), Marcos explica que parte de sus planes de futuro se centran en relanzar y posicionar mejor la web. Y finalmente, no olvida señalar la tremenda fidelidad de sus empleados, fundamental para la estabilidad del negocio.

Más de un siglo vendiendo capas da, evidentemente, para muchas anécdotas. La que nos cuenta con más orgullo tiene como protagonista al genial Pablo Picasso, que en vida poseyó dos capas Seseña. Una fue regalo de Luis Miguel Dominguín; la otra, de su barbero y gran amigo Eugenio Arias, quien se la regaló poco antes de morir el pintor. Le embozó con ella en su lecho de muerte y con ella fue enterrado. El genial director italiano Federico Fellini entró un día por la puerta y se llevó 6 capas, las mismas que adquiriría Yul Brinner. Y Hillary Clinton, cuya hija Chelsea ya tenía una, aprovechó una visita de estado cuando era primera dama para comprar otra. En este caso y por motivos de seguridad fueron los responsables de la tienda los que tuvieron que desplazarse hasta donde estaban alojados los Clinton, con una furgoneta y un amplio muestrario.

Los escoceses tienen su kilt. Los indonesios el sarong. Los africanos su túnica. Y los españoles, por supuesto, nuestra tradicional capa. ¿Pero… Quién las compra hoy en día? Pues mano a mano entre españoles y extranjeros, que se reparten las ventas casi al 50%. Y de éstos últimos, entre el 50 y el 60% son estadounidenses. Cuenta Marcos con orgullo cómo han innovado e incorporado modelos a lo largo de los años, pero siempre manteniendo la fabricación a mano y los paños de alta calidad que les traen desde Béjar, en la provincia de Salamanca. Poseer una de estas exclusivas capas nos costará, eso sí, entre los 300 y 700 euros, dependiendo de la calidad y de las características del pedido. Pero estarán sin duda bien gastados.

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