"Y si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido -si todos los testimonios decían lo mismo- entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. "Aquél que controla el pasado -decía el eslogan del Partido-, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado". (George Orwell, "1984")
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Es fácil encontrar muchas similitudes entre la Oceania de Winston Smith, dominada por el Gran Hermano, y la sociedad en que nos ha tocado en suerte vivir. Habría que ser ciego para no ver equivalencias casi literales entre las prácticas totalitarias y abiertamente fascistas del ficticio Ministerio de la Verdad y la de toda una red de medios de comunicación asociados con la derecha española más reaccionaria, que recupera estrategias de confrontación y propaganda propias de regímenes fascistas felizmente superados.
Que nadie se rasgue las vestiduras por el uso tan abierto de un adjetivo ("fascista") que parece conjurar exageradamente demonios de otros tiempos, pues hay razones más que de sobra para sostener tales afirmaciones. En la sociedad tecnológica y globalizada en que vivimos, los medios de comunicación son más que nunca el Cuarto Poder, y en manos de periodistas sin escrúpulos se convierten en una óptima herramienta de dominio de las masas crédulas y -nunca mejor dicho- desinformadas.
Una de las técnicas más exitosas del ministerio de Propaganda nazi, en manos de Goebbels, consistía en difundir, simultáneamente y desde diferentes fuentes, información manipulada -cuando no completamente falsa- que fuera útil al régimen, creando así una falsa imagen de veracidad que servía inevitablemente a sus propios intereses. Salvando las distancias, es realmente preocupante ver usar esas mismas técnicas hoy en día, desde gobiernos teóricamente democráticos (Véase, por ejemplo, la administración BUSH o el ejecutivo de Aznar) y conglomerados desinformativos como el formado por EL MUNDO, LA COPE, Libertad Digital y otros muchos.
Decía Felipe González, no hace mucho, que en España estamos asistiendo a un discurso prebélico, y no le falta razón si no perdemos de vista nuestros antecedentes históricos. La actuación irresponsable, inmoral, nulamente ética y moral y penalmente condenable de un grúpúsculo de políticos autoritarios capaces de todo por agarrarse al poder ha traído un clima de confrontación a nuestra sociedad que ha dejado de lado la verdadera política, alejando el debate de lo que verdaderamente condiciona, por su influencia, la vida de los españoles. La negación de legitimidad respecto a un gobierno legítimamente elegido que subyace en esta actitud del principal partido de la oposición y de sus medios afines ha venido condicionando y envenenando la actualidad política e informativa en los últimos tres años. Han vendido teorías conspirativas, mentido y engañado al pueblo español, usado la lucha antiterrorista como arma política y jugado con los muertos; se han arrogado la defensa del estado ante amenazas inexistentes cubriéndose con la capa de unos símbolos que debieran representar a todos los españoles en vez de suscitar el enfrentamiento entre ellos. Se han opuesto a importantes avances sociales y apocalípticamente anunciaron el final de la familia, del estado y de la moral (será de la suya, que siempre han querido imponer) de mano de un nacionalcatolicismo que va siendo hora que desaparezca de la vida pública de este país. Y tantos y tantos desmanes encaminados a obviar los ingentes avances sociales que se han producido en esta legislatura, demostrando que otra política es posible, alejada de estridencias y manteniendo una saludable situación económica a la vez que trabajando sinceramente por el bienestar común.
La grandeza del estado de derecho permite -y que siga haciéndolo durante muchos, muchos años- la coexistencia pacífica de múltiples y enfrentados puntos de vista, siempre condicionando el debate al respeto al marco democrático en el que nos debemos mover todos. Pero cuidar de ese estado de derecho implica no jugar imprudentemente con sus instituciones y debiera imponer una ética que no pusiera en peligro la supervivencia del mismo. Y no es precisamente el actual ejecutivo socialista el que lo pone en peligro, sino una oposición que con su todo vale no se representa más que a sí misma y a sus ansias desmedidas de poder. Nos merecemos otra derecha, democrática en verdad y no de boquilla.
Os animo a dejar vuestras reflexiones, vuestras perlas en este blog que así inauguro y que espero se convierta en un foro progresista y respetuoso con los valores universales de solidaridad e igualdad.
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Es fácil encontrar muchas similitudes entre la Oceania de Winston Smith, dominada por el Gran Hermano, y la sociedad en que nos ha tocado en suerte vivir. Habría que ser ciego para no ver equivalencias casi literales entre las prácticas totalitarias y abiertamente fascistas del ficticio Ministerio de la Verdad y la de toda una red de medios de comunicación asociados con la derecha española más reaccionaria, que recupera estrategias de confrontación y propaganda propias de regímenes fascistas felizmente superados.
Que nadie se rasgue las vestiduras por el uso tan abierto de un adjetivo ("fascista") que parece conjurar exageradamente demonios de otros tiempos, pues hay razones más que de sobra para sostener tales afirmaciones. En la sociedad tecnológica y globalizada en que vivimos, los medios de comunicación son más que nunca el Cuarto Poder, y en manos de periodistas sin escrúpulos se convierten en una óptima herramienta de dominio de las masas crédulas y -nunca mejor dicho- desinformadas.
Una de las técnicas más exitosas del ministerio de Propaganda nazi, en manos de Goebbels, consistía en difundir, simultáneamente y desde diferentes fuentes, información manipulada -cuando no completamente falsa- que fuera útil al régimen, creando así una falsa imagen de veracidad que servía inevitablemente a sus propios intereses. Salvando las distancias, es realmente preocupante ver usar esas mismas técnicas hoy en día, desde gobiernos teóricamente democráticos (Véase, por ejemplo, la administración BUSH o el ejecutivo de Aznar) y conglomerados desinformativos como el formado por EL MUNDO, LA COPE, Libertad Digital y otros muchos.
Decía Felipe González, no hace mucho, que en España estamos asistiendo a un discurso prebélico, y no le falta razón si no perdemos de vista nuestros antecedentes históricos. La actuación irresponsable, inmoral, nulamente ética y moral y penalmente condenable de un grúpúsculo de políticos autoritarios capaces de todo por agarrarse al poder ha traído un clima de confrontación a nuestra sociedad que ha dejado de lado la verdadera política, alejando el debate de lo que verdaderamente condiciona, por su influencia, la vida de los españoles. La negación de legitimidad respecto a un gobierno legítimamente elegido que subyace en esta actitud del principal partido de la oposición y de sus medios afines ha venido condicionando y envenenando la actualidad política e informativa en los últimos tres años. Han vendido teorías conspirativas, mentido y engañado al pueblo español, usado la lucha antiterrorista como arma política y jugado con los muertos; se han arrogado la defensa del estado ante amenazas inexistentes cubriéndose con la capa de unos símbolos que debieran representar a todos los españoles en vez de suscitar el enfrentamiento entre ellos. Se han opuesto a importantes avances sociales y apocalípticamente anunciaron el final de la familia, del estado y de la moral (será de la suya, que siempre han querido imponer) de mano de un nacionalcatolicismo que va siendo hora que desaparezca de la vida pública de este país. Y tantos y tantos desmanes encaminados a obviar los ingentes avances sociales que se han producido en esta legislatura, demostrando que otra política es posible, alejada de estridencias y manteniendo una saludable situación económica a la vez que trabajando sinceramente por el bienestar común.
La grandeza del estado de derecho permite -y que siga haciéndolo durante muchos, muchos años- la coexistencia pacífica de múltiples y enfrentados puntos de vista, siempre condicionando el debate al respeto al marco democrático en el que nos debemos mover todos. Pero cuidar de ese estado de derecho implica no jugar imprudentemente con sus instituciones y debiera imponer una ética que no pusiera en peligro la supervivencia del mismo. Y no es precisamente el actual ejecutivo socialista el que lo pone en peligro, sino una oposición que con su todo vale no se representa más que a sí misma y a sus ansias desmedidas de poder. Nos merecemos otra derecha, democrática en verdad y no de boquilla.
Os animo a dejar vuestras reflexiones, vuestras perlas en este blog que así inauguro y que espero se convierta en un foro progresista y respetuoso con los valores universales de solidaridad e igualdad.
3 comentarios:
...te voy a pedir derechos de autor...
En todo caso, es bueno que conserves el espíritu...
Felicidades por la iniciativa, hace falta hablar, debatir y discutir mucho, sobre todo en Madrid. Espero que entre todos le demos vidilla...
Raquel
Seguro que has visto Ciudadano Kane, ...bellos principios, hermosas palabras, validas metas, brillante declaración de principios, es esta que publicas en tu primera página, como en Citizen Kane mandó rotular en su escaparate, y que años después ordeno limpiar. Sin embargo para aquellos que entran hoy aquí por primera vez ya ven que lo escrito en esta presentación, en este preludio, son sólo palabras. Palabras que miran absortas como en tan breve tiempo ya están deshonradas, burladas en su esencia, y perdido su significado ante la dura lucha de la ideológica.
Solo me queda decir que todo quede en palabra.
PAZ, JUSTICIA Y LIBERTAD
---Valores Universales---
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