jueves, 26 de abril de 2007

ESPERDÓN EL CHAPUCERO



Ciudadanos y ciudadanas... Quiero presentaros al nuevo héroe urbano de Madrid, delicia de contratistas, constructores y especuladores por doquier: ESPERDÓN EL CHAPUCERO, mezcla indisoluble y orgullosa de las ansias faraónicas de Espe la Tremenda y del indomable Gallardón, y cuyas aventuras sin par sufren los madrileños con infinita y estoica paciencia.

Hoy nos despertamos en Madrid con la "noticia" de una nueva inundación en los recién inaugurados túneles de la M-30, esos mismos que han costado un buen porrón de millones de euros y que al parecer no han sido diseñados para soportar lluvia alguna. Hacia las 08:30 de la mañana se detectaba una enorme filtración de agua que obligaba a cortar dos de los cuatro carriles de salida en el túnel que pasa junto al estadio Vicente Calderón y por debajo del Manzanares, mientras efectivos de bomberos achican el agua que acumulándose rápidamente impide una circulación fluída y, sobre todo, segura. Varias horas después aún siguen cortados.



Lo más grave de todo esto es que no es la primera vez que ocurre EN LOS NUEVOS Y FARAÓNICOS TÚNELES DE LA M-30, pues ya en febrero pasado tuvimos un incidente similar horas después de que se inaugurara. Y mientras tanto, la Comunidad y el Canal de Isabel II echándose mútuamente las culpas. Esperpéntico. En este Partido Podrido, ASUMIR RESPONSABILIDADES suena a chino mandarín.

Me duele en el alma (y en el bolsillo) tamaña chapuza... Puedo comprender que haya inundaciones y cortes en túneles viejos y poco preparados, pero de ninguna manera puedo aceptarlo en unas obras que nos están costando seis mil millones de euros, amén de infinitas molestias. Lo mínimo que se le puede pedir a Gallardón y a su conflictiva parteneire es que estos túneles tan bonitos y seguros (según sus propias palabras, si bien hay aún
sistemas antiincendios que no funcionan y nueve salidas de emergencia impracticables) puedan hacer frente a filtraciones, lluvias y lo que venga. No es que debieran esar preparados para esto. Es que debieran estar diseñados para aguantar mucho más.

Esto es el colmo de la desfachatez... Por nuestro propio bien espero que estos problemas sean solucionables con prontitud. Y es que, compañeros y compañeras, las lluvias no entienden de calendarios electorales y eso es una faena, por que nuestro héroe Esperdón lo tenia todo perfectamente planificado. Inauguramos un tramito de túnel por aquí, otro por allá, nos hacemos la foto para ganar unos cuantos votos y ya está. Y ahora se les ocurre a los angelitos hacer tanto pipí... ¡¡No hay derecho!! Podían echar una mano nuestros amigos de la Iglesia y hablar con su jefe... Que menuda faena es ésta... ¿No?

No acabo de entender este desmesurado y faraónico afán por hacer tantísimas obras a la vez, como si el mundo estuviera a punto de acabarse y fuera "ahora o nunca". Esto sobrepasa de lejos el tradicional rosario de inauguraciones con que nuestros políticos nos regalan en época electoral, porque de entrada ha supuesto un colosal endeudamiento de nuestra ciudad y la imposibilidad de dedicarlo a otros menesteres más necesarios (vivienda, sanidad, cultura y educación, por poner unos ejemplos). Como no tan necesaria era la prisa de Esperdón por inaugurar tropecientas mil estaciones de metro, metro ligero y Megametroguay. No por innecesarias, entiéndase, sino porque haciendo todas a la vez se ha descuidado hasta límites intolerables el mantenimiendo del resto de la red Metro, en especial y como ya se ha hablado en este blog, de las líneas 3 y 6. Como me dijo uno de sus empleados no hace mucho, en medio de una de las frecuentes e indignadas protestas de usuarios afectados, "no se puede tener todo, todas esas estaciones nuevas y buen mantenimiento".

Ay, Esperdón. Podías hacer honor a tu nombre... Y pedir perdón.

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