viernes, 14 de septiembre de 2007

Últimas palabras de Salvador Allende

El pasado martes, 11 de septiembre se conmemoró el aniversario de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York. Todos los medios, nacionales y extranjeros, se hicieron amplio eco de esta efeméride pero pocos repararon, no obstante, en que también se cumplía el 34 aniversario de la muerte de Salvador Allende, presidente electo de Chile.
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He querido compartir con vosotros éstas las últimas palabras que, emitidas por radio Magallanes pocas horas antes de que Augusto Pinochet tomara el palacio presidencial, el presidente chileno dirigió a su pueblo. Allende, que había rechazado ser evacuado fuera del país, se suicidó pasadas las dos y media de la tarde de aquél 11 de septiembre de 1973.
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Mi recuerdo a todos los demócratas víctimas de aquella, de nuestra y de todas las dictaduras, y un saludo a Eduardo Madina, gracias a cuyo blog yo también he recordado esta fecha (recordad parar la música del blog antes de reproducir el vídeo, para que podáis escucharlo bien. Los controles de audio están abajo, a la derecha).
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los tiempos de la globalización: tan sólo queda espacio para el recuerdo de aquello que el Gran Hermano quiere recordar y que justifica su barbarie... la injusticia, el asesinato de un presidente electo, la represión... todo aquello que incomoda al poderoso se quiere olvidar.
Allende vive en el corazón de su pueblo.

Anónimo dijo...

Tengo clavadas esas palabras en la memoria. Pinocho minusvalorado en la futura Historia de la Infamia, mientras Allende se agranda cada día más.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Mario Benedetti
Chile Vive
1983

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,

para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques,

para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo, hacerlo llama,
porque el hombre de la paz era una fortaleza

Para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia,

para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando,

para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza,

Para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa,
una armada, una hueste, una brigada,
tuvieron que creer que era otro ejército,

pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato

y eran necesarios más tanques, más rencores
más bombas, más aviones, más oprobios
porque el hombre de la paz era una fortaleza

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla,

para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad,

para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.