El aún líder nacional del PP, Mariano Rajoy Brey ha "agradecido" públicamente a Josep Piqué su labor al frente del PPC, horas después de que éste presentara su dimisión al verse ninguneado por la dirección nacional, que por medio de Ángel Acebes había desautorizado gravemente al líder catalán. Acebes, blanco de las iras de su correligionario popular -y siempre de acuerdo a las palabras del propio Piqué-, no respetó acuerdos a los que ambos habían llegado y filtró a los medios la idea de que los cambios en la cúpula del PPC representaban una derrota suya, cuando la verdad es que habían sido consensuadas con el propio Piqué.
De fondo y a pesar de las "buenas formas" de su dimisión, viene una larga trayectoria en la que el político catalán ha disentido en no pocas ocasiones de la línea marcada por la Dirección General en Génova. Me he preguntado muchas veces cómo se las arreglaba el señor Piqué para mantener su propia identidad y proyecto político en un partido caracterizado por su marcado anticatalanismo. Por encontrar y conservar el equilibrio entre la intransigencia y demagógica oposición al Estatut de su partido en Madrid y las obligaciones propias de la identidad (conservadora pero catalana) de su electorado. Y aún sale ahora Rajoy diciendo que con esos cambios pretende revitalizar el partido en Cataluña... ¡Venga ya! Pero en fin, no seré yo quien se queje en demasía. Tendrá suerte el PP si mantiene los escaños que obtuvo en Cataluña en el 2004, porque lo que se me antoja harto improbable es que pueda subir el listón con el bagaje político que presentan en Cataluña.
.
El PP necesita un cambio de fondo, estructural, que suponga una refundación si cabe del partido sobre unos principios de respeto democrático de los que hoy en día carece. El trío Calavera (Rajoy, Zaplana y Acebes) ha perdido todo contacto con la realidad (si es que lo tuvo alguna vez), y si tengo una razón de peso para pedir que se vayan es el profundo asco que su forma de hacer política me provoca. Eso sí, en términos de conveniencia política su permanencia otorgaría a la ciudadanía española una ventaja... la casi absoluta certeza de al menos 4 años más de gobierno socialista, y hoy por hoy no vería raro incluso un tercer mandato de ZP. Pero conservar a Rajoy Brey se me antoja imposible, con tanto buitre sobrevolando su ya cadáver político.
No hay comentarios:
Publicar un comentario