Así, a bote pronto, seguro que podemos acordarnos de unos cuantos "episodios oscuros" en la historia de la iglesia católica. Desde los lejanos tiempos de la Santa Inquisición (que conoce muy bien el Papa Ratzinger) hasta la relación de la iglesia católica con la Alemania nazi (que también conoce Benedicto XVI), pasando por los crímenes durante la Guerra Civil y el nacionalcatolicismo de un Franco bajo palio en connivencia con la jerarquía católica, su posición ante la homosexualidad y los casos de abusos sexuales, en Estados Unidos (callados en muchos casos con dinero) y del fundador de la ultraconservadora organización católica de los Legionarios de Cristo, que actualmente se encuentra enjuiciado en México. Y la mayoría de los que cito están en la memoria colectiva de nuestra historia reciente.
Me dirán mis amigos católicos, y no les falta razón, que no es lo mismo la institución de la Iglesia que las personas que temporalmente la representan. Cierto. Pero es una afirmación que pierde fuerza al ver la cantidad de crímenes cometidos, generación tras generación, por aquellos que decían trabajar "en nombre de la iglesia". Pierde fuerza cuando uno enciende hoy por hoy la televisión o la radio, y escucha cómo la Iglesia sigue oponiéndose al uso del preservativo, aún para prevenir el contagio del SIDA. Pierde fuerza cuando ataca corrientes internas como la "Teología de la Liberación", en Sudamérica.
Y entonces, en España, llegó la COPE. La emisora de los obispos, desde la que se calumnia e injuria a diario, ejerciéndose un "periodismo" coprofágico que no se para ante nada ni respeta institución alguna, jugando con la estabilidad de un estado de derecho que claramente desprecian.
Ayer, como se hace eco el rotativo digital EL PLURAL, el insigne don Fedeguico mandaba este mensaje sobre el 11-M: "No nos fiamos de la policía".
Si bien es cierto que las vomitonas dialectales de "Fedeguico" son una constante en la emisora católica, ayer estuvo sembrado al culpar del peor atentado terrorista de la historia de España a "gente de la policía, también de la Guardia Civil, del CNI y no sabemos si algo más", como afirmó textualmente para luego instar al juez Gómez Bermúdez a “empitonar, encausar, deducir testimonio, utilice el término que quiera, a estos tíos que evidentemente han ocultado pruebas, han falsificado las pruebas, están ocultando a los autores de la matanza, están obstaculizando la acción de la justicia, están aparentemente prevaricando, están presuntamente delinquiendo, desde que usted los puso a averiguar qué había estallado en los trenes”.
A este tipo de periodismo, emitido a diario con el beneplácito explícito de la Conferencia Episcopal, es al que entre otras cosas defiende el Cardenal Arzobispo de Toledo al afirmar en "El Mundo" que si no existiera la COPE habría que crearla, porque "está haciendo un gran servicio a la sociedad, con libertad e independencia".
Viva el "gran servicio" a la sociedad, que consiste en calumniar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
(ilustración de http://www.narceadigital.com/)
1 comentario:
Está muy bien tu comentario, visitaré tu blog más a menudo.
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